Quizás no es una gran montaña, sólo 2554 metros en su cumbre central, pero lo que no podemos desconocer que es una de las más hermosas de nuestra región. Límite Noreste del famoso Parque Nacional Conguillio.
Son muchos los lugares casi desconocidos que se pierden a la contemplación del hombre y creo que este no es la excepción.
Fue hace aproximadamente un año que escuchó de una laguna a los pies del glaciar Este de la Sierra Nevada. Mi amigo Marco Poblete estaba muy interesado en buscar la ruta hasta esta laguna y luego la ruta hacia la cumbre. Fue de esta forma que se embarcó en una campaña invernal para dar con este lugar que hasta esa fecha sólo se podía apreciar desde la cumbre de este cerro (Ver Blog).
Su empresa en ese momento no logró su objetivo, y a su partida a Coyhaique, fui yo quien tomo esta idea, pero esta vez sería en verano.
Luego de realizar algunas averiguaciones, resultó que la muy desconocida laguna no era tan incógnita, y que los lugareños constantemente la visitan.
Para conocer el lugar realicé dos visitas previas. En la primera perdimos la ruta, y en la segunda, logramos dar con el lugar, pero sin poder llegar a la famosa laguna, ya que el clima empeoró ese día. Logramos sólo llegar a la meseta que se encuentra a los pies del glaciar. Ahora la tarea era buscar la ruta hasta la cumbre.
La fecha para esta aventura: fin de semana santa, 3 días que teníamos para regocijarnos con la naturaleza y de paso, lograr la cumbre por esta nueva ruta de la Sierra Nevada. Fue así que nos reunimos un grupo de 4 amigos: Roberto Toro, Nicolás Wrbka, Cristian Barrios y yo. Además de un segundo grupo que realizaría un Trekking a la laguna, que luego de mucho preguntar, supimos que se llama “Laguna Espejo”.
Tanto Cristian como Roberto llegaron desde Santiago, y junto a los locales, Nicolás y yo, partimos rumbo a Curacautín, primera parada de nuestra jornada. Luego de realizar la compra de algunos víveres, reanudamos la marcha camino al “Túnel Las Raíces”, el que con sus 4520 metros, es el más largo de América.
La ruta comienza a sólo algunos metros pasado el túnel, en la primera entrada a mano derecha. Aquí llegamos a la casa del cuidador donde previamente habíamos solicitado la autorización para ingresar al lugar. Los autos los dejamos muy cerca del río Lonquimay, el cual debíamos cruzar caminando.
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El sendero de abre por una antigua maderera y es muy difícil perderse. En algunos puntos nos deteníamos para hidratar y observar el paisaje hacia el Valle de Lonquimay… simplemente impresionante.
Las araucarias son nuestras compañeras y nos indican que estamos subiendo, ¡pero cuidado!, la ruta tiene un pequeño cambio de rumbo, sitio donde en la primera visita nos perdimos.
Luego de este cambio de ruta es simplemente caminar y caminar por un sendero muy bien marcado. La marcha transita por grandes roqueríos que nos invitan a admirar y, porque no, a escalar en una nueva oportunidad. Pasado un rato el camino se torna más suave, e incluso, comienza a descender levemente cuando de pronto nos topamos con una impresionante caída de agua coronada por una solitaria araucaria Esto nos anima a seguir la marcha. Ya estamos más cerca.
Luego de cruzar el río nuevamente por un delgado tronco, la pendiente del sendero aumenta hasta que por fin nos deja fuera del bosque y al inicio de una gran meseta que llega a los pies del glaciar. Desde este lugar la primera tarea es encontrar la tan anhelada Laguna Espejo, la que finalmente se encuentra detrás de unas morrenas. Felices de llegar montamos campamento junto a la laguna, comimos, estudiamos la ruta para el próximo día, calentamos el cuerpo con un rico navegado y nos acostamos soñando con coronar al día siguiente esta nueva ruta.
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El segundo día no comenzó tan temprano como se acostumbra. La idea era salir con luz de día para poder apreciar de mejor manera el camino, ya que la primera parte era remontar unos roqueríos por donde se podía acceder de mejor forma al glaciar. Fue de esta forma como llegamos prontamente al punto de inicio de éste, pasando unos gateos por roca de muy mala calidad. En este punto pudimos apreciar claramente la ruta hacia la cumbre. La pendiente no parecía tan complicada, pero las grietas podían decir otra cosa. Nos encordamos e iniciamos el camino por el hielo.
Ya a poco andar salimos del hielo y entramos en una zona de nieve dura, pero que facilitaba la penetración de los crampones. La pendiente era suave y el paisaje impresionante. A lo lejos divisamos las carpas de nuestros amigos que realizaron el trekking y que acamparon junto al río que alimenta la gran cascada. A esta hora el sol hacía estragos en nosotros. Prometía ser un día helado, pero no fue así: fuera abrigo, hidratación, sesión de fotos y a seguir caminando. En este punto nos encontrábamos a mitad de camino y sólo habían transcurrido un poco más de dos horas.
La grietas se encontraban totalmente destapadas, por lo que solamente era necesario rodearlas, cosa que no era muy difícil, ya que la pendiente no superba los 35 grados en el peor de los casos y una nieve que permitía una fácil progresión.
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A metros de la cumbre nos topamos con una gran grieta en la cual sólo se escuchaba el agua caer ya que no se apreciaba fin alguno. Justo en nuestro camino, un puente de nieve que aún soportaba el paso de estos montañistas. Tomamos las medidas para asegurar a quien cruzaba y ya estábamos al otro lado, desde aquí a la cumbre son solamente 5 minutos.
Cumbre… Cumbre… Cumbre… llegaron los abrazos y las felicitaciones. Habíamos logrado subir a la cumbre central de la Sierra Nevada por su glaciar Este.
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Lo que parecía una travesía muy dura se convirtió en un paseo por un lugar de ensueño y solamente habían pasado cuatro horas desde que salimos de nuestras carpas.
Comenzó así la sesión fotogrífica, apreciar el paisaje, el volcán Llaima, la laguna Conguillio, volcanes cercanos y otros no tanto.
La bajada fue un trámite, nos quitamos el equipo que utilizamos para subir y en 1, 2 por 3 ya estábamos brindando con un buen vino junto al campamento. Ahora sólo espero la temporada de invierno para repetir la misma ascensión, pero ahora con un paisaje totalmente distinto.
Ruta hasta el Campamento base.