No es el título de una película de James Bond, pero tampoco estuvo alejada de algunos parecidos como la aventura, acción, alta velocidad y por supuesto…. las chicas Bond, esto porque en esta oportunidad junto a mi amigo Marco Poblete, nos dirigimos al Volcán Puyehue cada uno con su chica Bond.
El grupo estaba compuesto por Marco’s, Nedia y Valeria.
La cosa comenzó temprano el día sábado. Luego de recibir nuestra misión, cargamos el Bentley Van den Plas Tourer de 1939 con el equipo aportado por el MI6 he iniciamos el viaje hacia nuestro destino.
Jajajajaja, al parecer crecí mirando las películas de Bond, pero retornemos a nuestra historia.
Salimos de Temuco rumbo al sur, camino a Osorno, y luego por el camino internacional que nos conduce a Bariloche. Unos kilómetros después de pasar las famosas Termas de Puyehue llegamos al Caulle, inicio de nuestra caminata.
Preparamos las mochilas, llenamos las botellas de agua y a caminar, que la primera parte es larga.
La ruta nos conduce por un lindo campo sureño, rodeado de potreros verdes y animales pastando, luego nos internamos por una huella entre los árboles donde empezamos a ganar altura.
La huella transita por entre erosionadas quebradas que dificultan el tranquilo andar, el que es interrumpido por el cantar de los arroyos que nos invitan a refrescarnos.
Luego de unas cuantas horas, desaparece el bosque y da paso a una explanada de yerbas bajas e imponente vista al volcán, primera imagen que tenemos desde comenzada la caminata.
Aquí llegamos a nuestro primer destino, el refugio del Caulle, una cabaña que nos espera para pasar la noche y disfrutar del lugar.
A nuestra llegada nos encontramos con otros excursionistas que venidos de tierras muy lejanas, también coincidieron con nosotros en que este sería un buen lugar para respirar otros aires.
El atardecer es precioso, y nos invita a caminar por los alrededores junto a Valeria, unas buenas fotos románticas y a tomar algo calientito para no pasar frio en la noche. La cama estuvo un poco dura producto de las tablas de la litera. La carpa salió a pasear.
Temprano nos despertamos a tomar un rico desayuno y a subir el volcán.
Poco a poco fueron apareciendo los vecinos, el Tronador, el Osorno, Puntiagudo, etc. Lo que nos indicaba la pronta llegada a la meta.
Por entre neveros de poca pendiente, logramos montarnos en el filo que nos llevó a la cumbre.
Nuevamente me encontraba en este lugar y ahora acompañado por mi novia y unos buenos amigos.
El retorno a Temuco fue el mismo día y un poco más accidentado, pero eso, lo contaré en otra oportunidad.